lunes, 10 de marzo de 2008
Cum pane (CHAFA)
Este mensaje lo mandé un año pasado dondequiera que me encontraba entonces mandando mensajes. Desde entonces muchas cosas han pasado para mí, dos de ellas, las más relevantes de mi vida; de ésas que lo cambian a uno para siempre absoluta, profunda e irreversiblemente. La relevancia que estas líneas tenían entonces para mí también ha cambiado. Por lo que valga, las mando de nuevo. A los que las sufrieron antes, que me disculpen; a los otros gracias por su pacienia, y ¡salud!
¡¡¡...y sentir en el aire
aromas de albahaca pa'l carnaval!!!
Hoy es Jueves de Comadres y hace una semana fue el Jueves de Compadres en mi pago; por eso y porque estábamos hablando de cumpas, cumpays, compas y compañeros y porque más vale tarde que nunca, aquí va mi aporte a esto de los compadres: El compadre* (del latin con pater/patris) es un co-padre, un parentesco espiritual que surge a consecuencia de un bautismo o una confirmación: "El que faca un hijo de pila a otro o es padrino de Confirmación" (Covarrubias, Dicc. de autoridades). "Estos padres son compadres de los padres e las madres de aquellos que tuvieron cuando los confirmaron los Obispos; y por ello entre compadres, o Padrinos y ahijada es circunstancia gravissima y que muda especie, la culpa deshonesta". No sé con certeza que se quiere decir con esto de "que muda especie"; conjeturo que sería considerado como un "incesto espirtual". De modo que una forma de establecer compadrazgo o parentesco espiritual (y responsabilidad paternal hacia el ahijado o la ahijada en caso de orfandad o abandono) entre personas, es hacerlos padrinos o co-padres del bautizo o la confirmación. También (aquí sigo con Covarrubias) "llama así [compadre] en Andalucía y otras partes, la gente vulgar a sus amigos y suele ser modo de saludarle cuando se encuentran en los caminos o las posadas unos a otros". Pero Cervantes, que no era gente vulgar, lo usa: "Este libro, señor compadre, tiene autoridad por dos cosas: la una porque él por sí es muy bueno, y la otra, porque es fama que lo compuso un discreto rey de Portugal", dice el cura a Maese Nicolás; y Maese Nicolas: "No, señor compadre --replicó el barbero--; que éste que aquí tengo es el famoso 'Belianís'" (Quix. 6, I. "Del donoso y grande escrutinio que el cura y el barbero hicieron en la librería de nuestro ingenioso hidalgo"). Quevedo, que es más vulgar que Cervantes pero no menos ingenioso, escribe: "Hiciéronnos [unos pícaros] un gesto con la boca: y luego a mi amigo le dixeron: con voces mohínas, sisando [seseando] "seidor" [servidor] So compadre". (El buscón, 23).
En mi pago, que Dios me lo conserve gallardo y noble, hay otra forma que no produce ahijados pero que sí establece o confirma un alto grado de amistad. Es el jueves de compadres, que es el antepenúltimo jueves de las Carnestolendas y que parece que nos viene a nosotros, a través de las Españas, desde la Roma pagana donde había un Dies Iovis Bacchanalis quo symbola conferunt bellounes, o sea --liberalmente traducido-- el día de Júpiter (o jueves) de bacanales donde se juntan los monstruos (¿el vulgo?) a cambiar regalos y lisonjas. Y el jueves antes del carnaval es el jueves de comadres donde se retribuye con otro regalo lo que los elegidos candidatos del compadrazgo recibieron el dies Iovis bachannalis: tortas, albahacas, serpentinas, dulces. (Si una moza te elige el antepenúltimo jueves, tenés que retribuirle la torta o la prenda el jueves antecitos del carnaval o sease hoy día).
*Compañero no viene de compadre sino de compañía, vía "cum pane" que es compartir el pan. Siempre he pensado, y así lo he dicho en algunas oportunidades, que la palabra castellana "compañero" o "compañera" es hermosísima y no tiene igual. Además de su maravillosa etimología de comunión, de suyo poética y abrazadora, la palabra, generosamente, se extiende desde mi hermosa Cuba galante y asediada, hasta las telas de mi corazón; la usamos en nuestro idioma para expresar camaradería, ternura, amistad, y un destino o una cama o una pena o una dicha compartidos; qué lindo es decir "mire, ésta es mi compañera". Vale decir: ésta es mi mujer, mi patrona, mi señora, mi amiga, mi niña, mi dulcinea, mi hermana, mi comadre, mi amante, mi maestra, mi alumna, ¡y que sé yo que más! No es lo mismo companion en inglés, o copain en francés, o compagno en italiano, aunque vienen de la misma fuente.
De modo que si no tienen la dicha de tenerla (o tenerlo) a su lado sigan repitiéndose:
No tengo consuelo
cuando me desvelo
sin acariciar tu piel:
Volverás un día
compañera mía
¡sangre de mi corazón!
Tenquirme ahora porque no sólo de pan compartido vive el hombre.
(El Chafa, febrero de 2004)
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