___________________________________________________________ Canal CONCIERTOS Irene Fernández

Próximo concierto en vivo "online": Sábado, 31 de mayo de 2014, desde la Almazara de Paulenca (Guadix), 22:00 h (hora peninsular) __________________________________________________________
Watch live streaming video from irenefernandez at livestream.com

Desde el satélite, ahora mismo:

Mostrando entradas con la etiqueta Folclore argentino. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Folclore argentino. Mostrar todas las entradas

lunes, 15 de febrero de 2010

Es un latido doble (IRENE)

Hoy Los Trova me han distraído de Cosquín, y no sé si podré volver en varios días. Voy a atreverme a escribir y sé que luego me va a dar vergüenza verme aquí, extensa, extenuada, tan vulnerable y cursi como asomo después de haber pasado por la mano de almirez que han sido los versos de Tejada Gómez para mí todo el día. Pero tengo que escribirlo donde me entiendan, y no hay otro lugar sino este, el bendito sitio adonde me vine a asomar y me raptasteis sin que yo pudiera reaccionar.

Tal vez es un destrozo esto que sigue, pero no puedo traerlo todo, no me cabe en las sensaciones. Llegué muy despacio a estos versos. Y me fui anocheciendo despacio, amaneciendo despacio, igual que el día le entra a la noche, lo mismo que le responde la noche al día.

Empecé antes, pero traigo los primeros aquellos versos que ya me habían cazado estos días, esa metáfora, esa imagen de la siembra al voleo:

Yo debo andar cielo y tierra
igual que siembra al voleo.


Seguí viendo un quebracho abuelo, rejuntador de pájaros en el vigor de la tierra:

Abuelo de antigua luna
patria boreal de los pájaros
desde el vigor de la tierra
alza su sombra el quebracho.


Y después la sonoridad que tienen estas palabras. Hice el ejercicio. Lo paré todo. Las pronuncié. Ellas solas cantaron:

El duende de la madera
duerme un sueño milenario,
un siglo de viento verde
en donde canta el verano.

Y llegué hasta aquí. ¿Qué puedo hacer con esto?, ¿dónde lo pongo?, ¿dónde meto al Chaco, a la luna, floreciendo juntos en la madera instrumental cuando canto?:

Esta guitarra que toco
no olvida su entraña de árbol,
su raíz de Chaco y de luna
florece cuando yo canto.

Zamba de monte y hacha. ¡La voz de Gómez, por Dios!, y estos versos, claro:

en la fogata de los hacheros
quema recuerdos la soledad.


La Juana es como mi sombra. Y la voz de Gómez tiene su sombra en la de los muchachos, que la siguen. ¡Velay, mi Juana! siempre le digo, ¡tan tierno que se lo dice!

La Juana es como mi sombra
anda siempre 'detrás mío'
si la muerte me da alcance
se la ha de llevar conmigo
¡Velay, mi Juana! siempre le digo.


¿Y esto?, ¡la ruda paz!:

El mate de mano en mano
junta silencio en la ruda paz.


Y de pronto la alegría del corazón carpero. Me recuerda los versos de Ovalle a Dávalos: “Qué alegre, cumpa, qué alegre te siento cantar en mí”. Aunque la repentina alegría se ensombrece con el contenido de los versos:

Traigo un corazón carpero
desde el rigor de la zafra
y el oficio del machete
relampagueando en el alba.
Díganme si no es amarga
la dulzura
de la caña.[…]

No hay año que no lo vean
regresar con su majada
llena la alforja de sueños
y al final vuelve sin nada.
Díganme si no es amarga
la dulzura de la caña.


El junco de su pollera pasó cantando en mi sangre. ¿A qué afortunada mujer le dijo esto Tejada Gómez?, ¿a quién se lo diría Pedro Changa?, ¡el junco de su pollera! El junco, ¿lo veis?, el junco cimbreño y fresco, bailaor, cantaor en su sangre, ¡ole!:

La vide venir cuerpeando
al aire azul de la tarde
y el junco de su pollera
pasó cantando en mi sangre.


¡El pecho de los álamos!, qué cosa tan imaginativa:

Esta mañana tenía
fresco rocío al costado
le parpadeaba la luz
sobre el pecho de los álamos.

Pero Pehuajó viene entero. Pehuajó es sagrado. No puedo tocar ni un espacio. Me emociona hasta el latido de su “tucutum tucutum, tucutum tucutum”, que resume para mí en percutora metáfora este día de hoy y toda esta expectoración con que os aporreo. Tucutum tucutum. Ahí está todo. Es un latido doble. Si hay alguien que no haya puesto todavía sus ojos en absolutamente todas estas palabras, puede que ahora sea un buen momento para caminarse esta huella. Ni siquiera retinto un verso: no tendría sentido retintarlo todo.

Anduve por Pehuajó
para el tiempo de la trilla
cuando el cielo era un incendio
sobre la luz y sin orilla.

Vi morir los girasoles
bajo un ocaso muy lento
y en tus ojos ese azul
que tiene el mar a lo lejos.

Te vi venir del galpón
ceñida la luz de enero
y toda la pampa gringa
era un trigal en tu pelo.

Nunca sabré qué te dije
detrás del molino viejo
pero es que en el corazón
me hacía bulla el silencio.

Nunca olvido a Pehuajó
cuando el cielo era un incendio.
Llegué buscando trabajo
y me llevé tu recuerdo.


Después de esto, después del molino viejo, detrás de él, la urgencia del silencio y no sabemos qué más… no puedo seguir. Mi corazón tiene un nuevo estilo. La sangre me recorre dos veces por latido en Pehuajó. Es un recorrido doble. Es un latido doble.

Y ahí os dejo todo esto. No tiene por qué ser verdad.

(Irene, en el Foro del Folklore Argentino, 30 de enero de 2010).

domingo, 11 de octubre de 2009

Mercedes Sosa, Cantora (IRENE)

Aquí cuatro vídeos del programa "Sin estribos", agosto de 2009. Reportaje sobre la grabación de los discos Cantora I y Cantora II.

Para mi gusto sobra la Sole, y no entiendo el idioma León Gieco ni el idioma Fito Páez, pero me gusta ver ahí a Serrat, y es tremendo el afecto de Vicentico (¡cómo canta Vicentico!), Charly García y Caetano Veloso.

[Tomado de "Todo noticias, periodismo independiente": http://www.tn.com.ar/, y perdón por no cortar los cuasi dos minutos de publicidad del principio].












Mercedes Sosa, un paseo por su vida (IRENE)

Gracias, Negra (IRENE)

miércoles, 16 de julio de 2008

A los bosques yo me interno (CHAFA)


Este bailecito es de la autoría de mi tío Alberto Ruiz Lavadenz. En serio, no les miento.

Ahí va en su memoria:




¿En serio ese es el nombre del autor y en serio es tu tío? Pues yo en mi repertorio lo tengo como "Anónimo".


Pues sí, Mirene, éste y otros más. Si mal no recuerdo, «Quisiera un puñal» también. Alberto, un bohemio, era primo hermano de mi 'apá.

Zóbez señora, zóbez a tódoz.

A LOS BOSQUES
(Letra y música de Alberto Ruiz Lavadenz, Bolivia)

A los bosques yo me interno
a echar mis penas llorando,
y los bosques me contestan
lo que has hecho estás pagando,
y los bosques me contestan
lo que has hecho estás pagando.

Ay como quieres que tan pronto
olvide el mal que me has hecho,
de rato en rato me toco el pecho
la herida me duele más y más,
de rato en rato me toco el pecho
la herida me duele más y más.

En la distancia te quiero más,
en la distancia te adoro más,
perdonaría cualquier ofensa,
pero olvidarte jamás, jamás.


MI TÍA CAROLA Y EL ESCRIBIDOR (CHAFA)

«Una actriz que nació en el Territorio de Colonias»
Entre los pandinos ilustres hay que citar a Carola Cobo, nacida en 1909 en el Terriorio Nacional de Colonias que sólo en 1938 se llamó Pando. Esta actriz de teatro, bailarina y cantante dejó su hogar para seguir a su esposo, el compositor Alberto Ruiz Lavadenz, a La Paz. Aquí se quedó e hizo su carrera que tuvo momentosde gloria. (El Diario-La Paz)

Mi tía Carola, casada con mi tío Alberto, era una bohemia y un miembro casi permanente del elenco de la compañía de teatro de Raúl Salmón (célebre por ser el modelo para el "escribidor" de Vargas Llosa) (q.v.).


De vez en cuando, más o menos una vez al año, mi tía llegaba a mi valle con la compañía en «gira artística» y entraba a la casa como una tromba marina que olía a polvos faciales, con ondulantes trajes de colores de escotes desorbitados, y una risa cálida y roja de tabaco y lapiz labial o "rouge" que le decían en esos tiempos. ¡Qué cosas, che!


LA TÍA JULIA Y EL ESCRIBIDOR

Es, ante todo, un libro divertidísimo, fuertemente autobiográfico pero al mismo tiempo imaginativo hasta la carcajada. El personaje central, "Marito" o "Varguitas", un joven "medio intelectual" con problemas familiares, se educa para ser hombre y escritor en la Lima neblinosa y casi inocente de los años cincuenta. ... en La tía Julia... entronca con los grandes clásicos de la picaresca y de la sátira al aprender a tomárselo a sí mismo. Pero, como suele ocurrir en las grandes comedias, detrás de la insigne y finalmente enloquecida huachafería del escribidor Pedro Camacho --autor de radioteatros y personaje clave en la novela-- se evidencia una reflexiva indagación sobre la literatura, sus parámetros, su obsesividad y su sentido. Mientras el delirante escribidor va desordenando el mundo, el joven Varguitas, envuelto en un apasionado romance, intenta ordenar el suyo [...]. (PEISA)


[...] Es la historia de los tiempos más difíciles en la vida de Mario, y éste se nos muestra a menudo como una persona difícil en lo personal en desmedro de su vocación. Sin embargo, Julia tampoco se nos revela como una mártir. Además, contiene declaraciones del "verdadero" Pedro Camacho, Raúl Salmón, quien alguna vez declaró "Vargas Llosa trabajaba en Radio Central o Panamericana, no recuerdo bien. Pero creo que éramos buenos amigos ." (Caretas 529).

Raúl Salmón, en los años 70. Entonces era alcalde de una ciudad en Bolivia. FOTO: Caretas.

(Chafa, 22 de abril de 2008)

.

domingo, 13 de julio de 2008

Y a la mano con puñal (IRENE)


La voz de Mercedes Sosa me parece excepcional por su capacidad para expresar. Tiene el sabor de una rebanada de pan antiguo con aceite y azúcar. Consistente y agrícola como néctar de olivo, dulce a la vez. Pan con aceite y azúcar. Alimento esencial. Sabor fuerte y de almíbar. Considero que no tiene mucho más comentario porque en el magnífico poema de María Elena Walsh y en la voz mentada está todo. Colacho es ahí fundamental con su dúo, y la guitarra, claro, siempre la guitarra en pos de la voz de la Negra Sosa. Su sombra.


COMO LA CIGARRA

María Elena Walsh

Tantas veces me mataron,
tantas veces me morí,
sin embargo estoy aquí resucitando;
gracias doy a la desgracia
y a la mano con puñal
porque me mató tan mal,
y seguí cantando.

Cantando al sol como la cigarra
después de un año bajo la tierra
igual que sobreviviente
que vuelve de la guerra.


Tantas veces me borraron,
tantas desaparecí,
a mi propio entierro fui sola y llorando;
hice un nudo en el pañuelo
pero me olvidé después
que no era la única vez
y seguí cantando.

Cantando al sol como la cigarra
después de un año bajo la tierra
igual que sobreviviente
que vuelve de la guerra.

Tantas veces te mataron,
tantas resucitarás,
cuántas noches pasarás desesperando,
y a la hora del naufragio
y la de la oscuridad
alguien te rescatará
para ir cantando.

Cantando al sol como la cigarra
después de un año bajo la tierra
igual que sobreviviente
que vuelve de la guerra.






.

domingo, 6 de abril de 2008

Por qué será que parece (IRENE)


Por qué será que parece
que voy donde va tu sombra,
que rama que el viento mece
florece cuando te nombra [...].

Por qué será que parece
que se ensanchan mis graneros,
que tu amor en mi alma crece
que hay más luz en mis senderos [...].



Encontré esto en Youtube, y a mí me parece una curiosidad. Quiero decir que no me esperaba a Eduardo Falú cantando con Alberto Cortez, y menos así, tan mano a mano. Agradecida estoy a este tal Ricardo Morino, que lo ha puesto a disposición de las casualidades para que una de ellas me encuentre a mí.

El Maestro siempre sorprende, y esta conjunción de los dos que cantan me sorprende muy gratamente. Valles y Portal, para mi gusto, pusieron una música preciosa a estos versos de Buenaventura Luna.

La interpretación de Falú y Cortez me gusta mucho también: dos timbres de voz de hombre cantándose tan cerca, en esa yunta de voces bien templadas para la siembra. Incluso en esa complicidad cuando el Maestro se equivoca en la letra y ambos se sonríen.

Por aquí la dejo y la difundo, por si también os sorprende y os gusta.





POR QUÉ SERÁ QUE PARECE (Canción)
(Buenaventura Luna; Óscar Valles y Fernando Portal)

Por qué será que parece
que voy donde va tu sombra,
que rama que el viento mece
florece cuando te nombra.
Rubia, dorada, que no morena;
lluvia bendita sobre mi pena.

Con esta luna que crece
nos vamos para la villa,
ya vamos llegando a trece
y tu amor fue la semilla.
Madre dorada de mis changuitos
tiernos, y como yo morenitos.

Calladita, chinitita,
alivio de toda pena;
madrecita rubiecita
mejor que la yerbabuena.

Por qué será que parece
que se ensanchan mis graneros,
que tu amor en mi alma crece,
que hay más luz en mis senderos.
Lluvia bendita sobre mi siembra,
rubia, bendita porque sos hembra.

Por qué será que parece
que nos mira todo Huaco,
también la majada crece
y está más viejo el huanaco.
¡Tierra… dichoso del que te siembra!
¡Sierra… bendita porque sos hembra!

Calladita, chinitita,
alivio de toda pena;
madrecita rubiecita
mejor que la yerbabuena.

.

domingo, 23 de marzo de 2008

Zamba, ya no me dejes (IRENE)





Zamba, ya no me dejes:
yo sin tu canto no vivo más.

La verdad es que hay cosas que no se pueden explicar: se cuentan y con eso tiene uno que andar andando. Yo no sé qué mecanismos determinan que uno genere una química específica que es la justa química que coincide con la que está generando en el mismo momento la gente que te ve cantar. Para mí es un misterio. Es un misterio porque no siempre ocurre, a pesar de que uno siempre se pone frente al escaso público con las mismas herramientas: músicos que tiran de su virtud más que de horas de ensayo, una voz, un poncho que adorna y abriga el alma y los recuerdos, un sombrero, los gestos, las manos y, por supuesto, las canciones. Pero todas esas herramientas, invariables, no conducen siempre a lo mismo.

Anoche acabé con un nudo en la garganta cuando empecé a cantar esos dos versos que no pude terminar, porque la voz se me fue subiendo a los ojos, y ahí se me hizo zumo de almíbar caliente que me cristalizó en la retina las caras de la gente. El público llevaba cantando conmigo tres canciones, las tres últimas. Atento, dispuesto, sonriente. Se les veía estar a cada uno consigo mismo, y conmigo a la vez, totalmente implicados.

Puede que el de anoche haya sido mi mejor concierto. Pequeñito, casi escondido en este rincón escondido del mundo.

Y luego la gente se te acerca. Hombres, mujeres. Te besan, te dicen "guapa", y te confiesan que creían haber perdido la capacidad de estremecerse. Gente con sus abulias y sus miserias, que no recuerdan cuándo fue la última vez que el vello se les fue con la luna. Y te dicen que hacía tiempo que no tenían sensaciones, que hacía tiempo que la música ya no les alteraba el alma, que lo han vivido todo... Y ahí estás tú, debajo de tu sombrero, intentando recuperarte de lo que brilla en tus ojos, oyendo que eres tú la que los ha devuelto por un momento a vivir intensamente.

Todo esto es un misterio; zamba, ya no me dejes.

(Irene, 23 de febrero de 2008)

lunes, 10 de marzo de 2008

La diferencia (IRENE)


Desde que empecé a apreciar el folclore argentino, estoy buscando su similitud con mi flamenco andaluz. Ahora que ando más metida que nunca en el asunto y que lo veo desde más cerca, miro con otras herramientas.


Siempre he dicho que el folclore argentino y el sentir andaluz son hermanos, que debe de haber un nexo de unión, un vértice donde ambos empiecen y acaben. Pensaba en las metáforas, en las maneras de expresión, en que ambos son cante del pueblo, engendrados en él, y que en él y en la tierra se han hecho prósperos.

Hasta hoy no he encontrado la similitud, el nombre de aquello en que se parecen.

Pero hoy he encontrado la diferencia. Seguro que la encontré hace años, el mismo día que supe que ambas maneras de expresarse van de la mano. Hace años, decía, pero hoy he encontrado las palabras para decirlo. Yo creo que ambos, folclore argentino y flamenco (letras, sentimiento andaluz...) recorren el mismo camino pero en sentido diferente. Ambos son la visión completa que uno tiene cuando se desplaza a un lugar y vuelve. Si alguna vez tenéis la oportunidad de viajar en sentido contrario al de la marcha (yo le he hecho viajando atrás en 4x4), veréis cómo el paisaje que se os presenta es el del camino de vuelta, y no el de ida que lleváis. A mí siempre me resulta extraño viajar así, extraño pero agradable comprobar lo dicho: ver el camino que ves cuando vuelves.

El folclore argentino y el sentir andaluz tienen esa diferencia: ambos están en la misma carretera pero uno va en un sentido y otro en el contrario. Ambos recorren el mismo paisaje pero el orden de los elementos está al revés: donde uno ve un árbol a la entrada de un pueblo, el otro lo está viendo a la salida.

El flamenco recorre el camino desde dentro. Por eso hay sangre y rigor y hondura. Por eso es oscuro (por dentro somos oscuros, ¿no?). El sentir andaluz estalla porque sale. Lleva el aliento en el quejío, el sabor del azufre del desamor y el almíbar de los besos del amante. El cantaor canta miradas, canta heridas, canta gestos, y caracoles canta si ve a su novia cruzar la calle. Toma el aire de su sangre, nos muestra su paisaje y nos pierde en palabras, en música, en sentimiento.

El folclore argentino se clava porque entra. Argentina canta desde afuera, y por eso está el viento en sus letras, y hay rigor y ceibos, inundaciones y el Paraná, y jacarandás y aromos, y miles de peces y pájaros que yo no sabría nombrar, y miradas indias y andaluzas que siempre están en el aire. Por eso hay estaciones en sus letras. Hay primavera celeste y naranja, y verde y roja y azul; otoño vidalero de ocre, riguroso invierno. Es como si el cantor no tomara aire, sino paisaje. Por eso tienen las letras esa dimensión triple de palabra, música y sentimiento.

Ambos, cada uno en su camino, toman el atajo de mi cuerpo y me cruzan el pecho interesándome el corazón.

(Irene, julio de 2006 en La taberna del Buda)

martes, 4 de marzo de 2008

La huarmillita (CHAFA)

LA HUARMILLITA - Bailecito
(Letra: Jaime Dávalos; Música: Eduardo Falú)





Dónde andará mi chura, por esa puna, sola, solita,
con la pollera al viento, tras la majada, carihuarmita.

Voy enterando el año, bajé al ingenio pa la cosecha,
ojalá no se canse, tanto aguaitarme hasta que vuelva.

Para que no la olvide
me dio su anillo de filigrana,
le dejé de recuerdo

mi poncho puyo sobre la cama.
Tra la la laira, la la la laira,
le dejé de recuerdo

mi poncho puyo sobre la cama.

Si me parece verla, cuando me duermo, pelando caña,
pegadita a mi sombra con su apariencia que me acompaña.

Ay, achalay mi chura, tan querendona, tan alhajita,
llevo en el pensamiento grabada a fuego su figurita.


Para que no la olvide
me dio su anillo de filigrana,
le dejé de recuerdo
mi poncho puyo sobre la cama.

Tra la la laira, la la la laira,
le dejé de recuerdo
mi poncho puyo sobre la cama.




Chura. Bonita, linda, agradable, simpatica y todos los motices correspondientes. En Tarija se usa muchísimoy la palabra se ha hecho casi emblematica pr allí

Carihuarmita. Dificil de traducir pero una bella combinación propia del quechua cari = hombre huarmi = mujer. Carihuarmi quiere decir algo así como esposa o consorte, mujer del hombre.

Voy enterando el año… Enterar por completar. En la zafra enterar un año es terminar la labor anual que es de temporada. Después de enterar el año se puede volver a la querencia por un tiempito.

Aguaitarme. Aguaitar, esperar;

aguaitar.(Del cat. guaita, vigía, centinela).
1. tr. Cuidar, guardar.
2. tr. Acechar, aguardar cautelosamente.
3. tr. Mirar, ver.
4. tr. Atisbar, espiar.
5. tr. Am. Aguardar, esperar.

MORF. conjug. c. bailar.

Puyo. Phullu (s.) Cobija, cobertor. Pelo, vello, plumón.
También se pronuncia pullu o pullo. Es quechua

Achalay. Expresion de alegria, gozo osorpresa. Es quechua

Alhaja. (Del ár. hisp. alḥáǧa, y este del ár. clás. ḥāǧah, cosa necesaria o valiosa).1. f. joya (‖ adorno).
2. f. Adorno o mueble precioso.
3. f. Cosa de mucho valor y estima.
4. f. coloq. Persona o animal de excelentes cualidades. U. m. en sent. irón.
5. f. ant. caudal (‖ hacienda).
6. adj. Bol. y Ec. Bonito, agradable.

buena ~.
1. f. irón. Persona pícara, viciosa, o astuta, avisada y traviesa.

(Chafa, 21 de febrero de 2008, en "La taberna del Buda")

lunes, 3 de marzo de 2008

Sause triste, seeeibo mío (IRENE)


La canción con que Chafallo y Enrique amenizaron ayer algunas conversaciones de la taberna se me ha hecho una rueda de la que no puedo salir: el final me lleva a su principio. Los que sean locos como yo para estas cosas me van a comprender, y no es difícil imaginarme si os cuento que crecí entre guitarras en las siestas y en las veladas y en las tardes de costura, mi casa repleta de hermanas mayores que cerraban los ojos cuando cantaban, y yo, mirándolas con sus ojos cerrados, les veía la mirada hundida en la letra y en el ritmo de cada canción. Los que sean locos como yo --digo-- que entren a oír y a escuchar «Agua y sol del Paraná»: ¿existe «hermanecer» para las canciones?, lo digo porque a mí me ha hermanecido esta. Por supuesto, ya la sé de memoria y sumo a las suyas mi voz, pero mi voz no es nada comparada con la pasión con la que me doy mientras canto.

Por eso ahora no soy capaz de distinguir si soy yo la que está hundida en estas voces o son las voces las que me envuelven y me nacen desde dentro. Falú socava la tierra: «la canoa lenta va hiriendo el pecho del río» y entonces estalla desde el socavón y al segundo siguiente está en el cielo: «sause triste, seeeeibo mío [...]». El ceibal sangrando sobre el verano, llorando seco y rojo; el aromo chorreando oro; el jacarandá azul, morado, enorme... no me extrañaría ver en sus pies a dos amantes enloquecidos: ¡tremendo ese árbol! Y esta canción no solo es una rueda o un poema: sus versos son una perfecta imagen con su descripción minuciosa.

Si doy otra vez las gracias, me quedo cortísima. Y también he de advertir que sé que no está bien hablar y atraer la atención así hacia uno, pero hubiera reventado si no me hubiera venido a esta taberna a contaros lo que se me está enraizando en el corazón desde ayer. Y ya para siempre el cielo azul del jacarandá, los ceibos y aromos, los sauces, la pampa amarga del mar, la sangre y el oro vegetales, el pecho herido del río, el pozo de Falú, los pajarillos de Ariel saltando su baile en el piano, Los Fronterizos con el molde de su voz del pueblo, todo sembrado en mis venas me florecerá en cualquier momento, cuando menos me lo espere, desde hoy hasta que me traguen la tierra y sus semillas. (Irene, 15 de noviembre de 2003, en "La taberna del Buda").

domingo, 2 de marzo de 2008

Besar la voz (IRENE)


Catamarca, tal vez años 70.

Cuatro hombres, tres guitarras, un bombo. Ropaje blanco y poncho sangre güemeña con franjas de luto.

Podría ponerle a Polo Román ropa de trabajo, un cinto de herramientas, y verlo casi al final de una escalera que se apoya en una fachada, mientras arregla conexiones en una caja de teléfonos. El tímido Ernesto Cabeza, aprendiz de escribiente, podría trabajar por unas horas a la semana en el Juzgado de 1ª Instancia e Instrucción de Guadix. Espigado, Pancho Figueroa, podría ser el maestro de un pueblo perdido en Jaén. Y Juan Carlos Saravia el patrón de un próspero establecimiento de electrodomésticos cuando empezaban a venderse por camiones los televisores a color y se instalaban antenas en los más insospechados tejados de las encaladas casas de los 37 pueblos que circundan el mío.

Así puedo verlos perfectamente, si les cambio las ropas. Pero están en medio de esa tierra seca, como veleros que surcaran los cerros. Madera de encordadas para flotar en la tierra, y velas de ropa blanca y roja para navegar.

Entonces cantan:

Cantá, changuito, cantá
con todita tu alma, con toda tu voz;
que el viento cumbreño se lleve mis coplas,
que sepa tu tierra que tiene un cantor;
que se vuelva zamba toda Catamarca
en cada latido de tu corazón.


Y salen uno a uno, como os los mando por aquí. Y cuando aparece Juan Carlos Saravia ("que el viento cumbreño se lleve mis coplas, / que sepa tu tierra que tiene un cantor"), con esa sonrisa plegada bajo los ojos y esa cara de comerciante... Yo... no sé... quiero besarle la voz, un timbre que no sé definir, tal vez porque es la voz de un hombre normal, como si el de Electrodomésticos Tauste se emponchara una zamba y de pronto así pudiera expresar --y a mí me llegara-- toda Catamarca, que tiene un cantor, y fuera capaz de estremecerme y de mostrarme un pueblo de carros destartalados, de hombres hechos de barro y tierra. Sería un hombre normal, insospechado, aparentemente nada virtuoso, con su papada de comerciante... Pero esa voz... Dios mío, esa voz... No es profunda, no es aguda, no es espectacular. ¿Qué pasa con esos hombres de timbres que no destacan y, sin embargo, cuando les sale el canto de sus caras
normales, bajo sus ojos diarios, comunes, llegan hasta los confines de mi paisaje interior? Me da el ansia de besarle la voz a Saravia. Que sepa tu tierra que tiene un cantor, pero que sepa su voz que tiene mi amor. Quizá porque en el beso podría pintarme con su timbre y hacerlo mío, apropiármelo, robarlo por un instante. Puede que lo notara tibio, si es que un sonido tiene temperatura o cualquier otra propiedad tangible. Siento un inquieto solaz. Una alegría de llanto.

Una placidez ansiosa. Quiero besar. (Irene, 14 de enero de 2006, en "La taberna del Buda").