Este poema, en mis tiempos, todavía evocaba la personalidad
y los sueños del campesino tarijeño. Yo lo escuché recitarlo a
don Alberto Rodo, en su casa y su patio lleno de diciembre,
de verano, de geranios y chulupías enjauladas.
Ahora sólo se queda en deseo y recuerdo
SEÑOR, YO QUISIERA
(Alberto Rodo Pantoja)
Señor, yo quisiera
tener una casa,
una casa llenita de jlores
alantuyas, verbenas, albahacas
azucenas, paicos
rosas, amancayas
pananitas, congonas y un campo
-campo de labranza-
un terreno que apenas cupiera
una fanegada;
una yunta e’ güeyes
mis ovejas, mi burro, mis cabras,
mi caja adornada con borlas,
con borlitas de lana rosada,
mi viulín, mi erque,
mi quena y mi caña;
un tordillo de paso y de brazo
y una linda montura chapiada;
Y una güena mujer que me quiera
con tuita su alma
y unos chiutas que seyan retrato
vivu de su mama
¿Qué más puedo desear en la vida?
levantarme al alba,
enyugar mi yunta
y cumplir, muy contento, las jainas;
Arada, cruzada,
siembra, media reja
aporco y corada
pa que queden después bien limpitas
tupiditas y verdes mis chacras;
Cuando el sol se levante a la’altura
de unas dos picanas
parar el trabajo y a mi dueña buscarla
y a su lau arrimarme y servirme
un plato de lagua
Un guiso de yuyos y un mate de agua,
de agüita clarita, fresquita
que tendrá ella en una tinaja
Por las noches, si hay luna
y su luz tibiecita nos baña,
tocar algo o cantar con mi prenda
la contrapuntiada.
En las jiestas grandis,
darli estreno y, así, bien mudada,
llevarla a que tome, a que cante a que baile
la rueda.
Y después de distrairnus, volverla
jeliz a mis casa
Continuar sin pesares la vida,
hasta que de una sola pialada
me tumbe la muerte;
que me cierre los ojos mi amada,
que me entierre y me lleve unas
jlores.
Que cuide a mis güagas
y que pague unos cuantos responsos
p’al día de las almas.
¡Señor, dami juerzas
pa’ poder realizar estas ansias!
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