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martes, 4 de marzo de 2008

¿Cómo las llamas? (CHAFA)


Cuidado con chiflarlas porque por ahí las apagás y las matas. Bueno, la llama arde y, en ciertas ocasiones, quema. Pero esto de la quemada no es una condición inherente para su existencia o vigencia; digo, una llama puede existir sin quemar (si uno no se mete a jugar con fuego o a fugar con juego y deja la llama tranquila, uno no se va a quemar y, lo que es más, uno no se va a mear en la cama por la noche porque --como todos lo saben-- los chicos que andan jugando con fuego y fósforos y velas, etcétera, se vuelven empedernidos y casi incurables meones nocturnos, enemigos de sábanas y colchones y frecuentes víctimas del escarnio y presas de la vergüenza pero no sin arder). El arder es otro cantar. El arder es una condición inherente de la llama, es decir, la cosa tiene que arder para ser llama; de otro modo puede ser brasa o rescoldo y todavía puede quemar pero no será llama, ni siquiera guanaco, ni chilango y mucho menos alpaca o vicuña...

Por su condición de calor, brillo y movimiento la llama tiene cierto prestigio metafórico. Por eso decimos flamante cuando una cosa es nuevita, es decir con brillos y destellos que nos recuerdan a una llama o sea llameante, flameante, flamante. Lo mismo cuando vemos la banderita de la patria flameando en el aire, es decir que se mueve como una llama y la condición de flamear le da dinamismo y vigor y calor y hasta contundencia bélica, ¿vio?


Ahora cuando una cosa es propensa a encenderse fácil y rápidamente decimos inflamable o sea que se va cubrir de llamas como paisaje altiplánico ipsofactamente sin mayor preámbulo o trámite (aquí, en los Estados Unidos, debido a las veleidades del inglés y a "la falta de inorancia" del respetable, el aviso de inflamable se tuvo que cambiar a flammable por eso del prefijo in, que sugería negación y dio lugar a interpretaciones como inencendible o inllameable, que era, porsupus, todo lo contrario a y de la intención cautelosa de la palabra de marras. Pero ese es otro cantar).

Eso de inflamar se refiere, en cristiano, más a cosas de la anatomía que a las cosas del corazón. Cuando uno dice que algo esta inflamado generalmente se refiere a un diente, un ojo u otra parte que se encuentra hinchadita y adolorida, y suele ser el efecto de una irritación o quizás una infección y a veces las cosas así inflamadas arden metafóricamente por estar, metafóricamente, enllamadas. El mataburros de la RAE concede a inflamar el otro significado de acalorar a la gente, apasionarla o enardecerla, pero como segunda y menos frecuente acepción. (Enardecer es una palabra apropiada y que a mí me gusta más que inflamar cuando se trata de cólera, erotismo, agresión, etcétera, digo, eso de apasionar a la gente o a los animales, ¿no?). Por ejemplo, un toro o una vaca enardecidos (mejor que apasionados o inflamados) andan mugiendo o bramando de necesidad o de esperanza cuando están en celo, porque los toros y las vacas mugen y braman; las ovejas, los becerros, los venados y otros mamíferos rumiantes balan, enardecidos o no. Los lobos aúllan y ululan mientras los leones y los tigres rugen, pero los gatos --como no son tigres ni leones-- sólo maúllan y ronronean; los leones y los tigres también ronronean pero no creo que maúllen. Los perros de pueblos y ciudades, atorrantes o decentes, que son primos de los lobos y los coyotes, aúllan pero también ladran como no lo hacen --según he oído decir-- los perros salvajes ni los coyotes ni los lobos. Las zorras tautean; sé que no ladran porque el ladrido o latido es solo un derecho y una obligación, como ya lo dije, de los perros domésticos. Los burros rebuznan o roznan mientras los caballos relinchan. A lo mejor las cebras relinchan o rebuznan, no lo sé, pero sí sé que los elefantes barritan, los jabalíes rebudian y el gamo gamitea.

Vaya uno a saber qué es lo que harán las llamas cuando se ven compelidas a expresar sus sentimientos en forma audible; presumo que balan como los venados o las ovejas o los carneros. A decir verdad, mínimo --casi irrelevante-- contacto he tenido yo con esos auquénidos. Ignoro cómo se llama la voz de los camellos, aunque estoy seguro de que su bramido o balido tiene un nombre y lo tuvo en sánscrito, arameo, hebreo, egipcio y otras lenguas milenarias extintas y semi vigentes o resucitadas. Lo que hace (o dice) la llama si hace algo, además de escupir, debe tener un nombre en quechua o aymara. O si no lo tiene, le podemos achuntar, por parentesco y afinidad, lo que se dice del camello. A lo mejor la llama bala como las ovejas porque, como las ovejas, se congrega en rebaños (o son recuas o tropillas o manadas). Esta pregunta me deja perplejo y sobre todo ano-nadado, que es lo que les pasa a los que juegan con llamas como ya lo dije ut supra, es decir, que andan mojando la cama con aguas menores. (El Chafa lo escribió por última vez el 26 de mayo de 2007, en "La taberna del Buda").

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