___________________________________________________________ Canal CONCIERTOS Irene Fernández

Próximo concierto en vivo "online": Sábado, 31 de mayo de 2014, desde la Almazara de Paulenca (Guadix), 22:00 h (hora peninsular) __________________________________________________________
Watch live streaming video from irenefernandez at livestream.com

Desde el satélite, ahora mismo:

domingo, 6 de abril de 2008

El cielo y nada más (CHAFA)

Busco al fondo de la calle
un cerro
pero encuentro el cielo
y nada más.


(Falú y Dávalos; La nostalgiosa)



Esta mañana remoloneando un poco y otro poco preparando un estofado de esos que a veces tienen sabor a gloria y siempre alma de labrador, es decir de esos “que agarran” (lo estoy haciendo en el crock pot; cebollas, ajos, apio, un poco de sanagorias, unos porotos blancos, arvejas, carne de vaca en abundancia, una lata de tomates, un buen chorro de vino tinto, una hoja de laurel, pimienta, sal, en fin… the works) me demoré en salir pa'l laburo. La cosa es que cuando entré a la autopista ya estaba clareando el alba, y con el claror del alba y el espacio abierto de la carretera me di cuenta de que en el horizonte sólo se veían las ramas sin hojas de los árboles y, encima de las ramas, un cielo “que tenía el color rosado de la encía de los leopardos” (Borges dixit en Las ruinas circulares). Y después nada más o, más bien, el infinito; ni Cuesta ‘e Sama ni Loma de San Juan ni Cerro de San Bernardo y, de pronto, me dieron ganas de sujetarme en el asiento del coche pues sentí que, si no me cuidaba, me iba a caer al cielo, al vacío, al éter y, al final, a la nada.

Ahora, esto de no tener cerros no es una cosa nueva pa’ quien, como yo, vive en el Midwest de Lesetasuní por 35 años y durante 30 de esos 35 en Iowa* pero, en general y ya sea en Iowa o en Illinois, uno sabe que no es cosa de andar todos los días con la boca abierta y mirando el horizonte pues, entre otras diligencias y menesteres, uno tiene que trabajar pa' ganarse los fideos o el estofado de marras. Por otra parte, la ciudad y el Sheraton, los multiplexes y el Edificio del Hoden Comprehensive Oncology Center de los U of I Hospitals y los estacionamientos verticales, otras estructuras y afanes, no le dan a uno la oportunidad de percatarse de que uno, por acá, aunque vive rodeado de hormigón armado, asfalto y vidrio, también y ahí nomá cerca de “Pompeya y mas allá la inundación”, vive sin cerros centinelas o protectores. En todo caso, me dio no sé qué esta mañana, de pronto, darme cuenta de que estaba cósmicamente en pelotas y al borde irremediable de un horizonte de nunca acabar.

Hablando de decires de Borges, Georgie, en una de sus conferencias por acá en la Universidad, allá por el año 84 u 85, dijo que el paisaje de Iowa le recordaba mucho al de la Argentina. No sé dónde andaría Borges por Iowa ni dónde fue que sus pupilas reflejaron el paisaje argentino, pero yo --que conozco los dos de memoria y corazón-- no estoy de acuerdo para nada. A lo mejor Borges lo dijo de chupamedias nomá, o a lo mejor se confundió con el paisaje del estado de Kansas, que por sus trigales, a veces y por tramos, y si uno le pone voluntad y añade los ombuses omnipresentes y los chajases eventuales del Sur (ombúes y chajáes pa' los exquisitos), se parece un poco a la provincia de Buenos Aires y sus alrededores.

Bueh... eso es todo por el momento. Condiós y hasta más ver, aparceros. Y a aquellos que viven en las faldas de los cerros, ancestrales o no, les aconsejo aprecien la danza de las nubes, la recóndita intimada de los helechos y la oculta frescura de las vertientes, pues como decía don Ata (ya que empecé con un epígrafe de zambita vale la pena que la acabe con el colofón de otrita):



"Tú que puedes vuélveteme me dijo el río llorando, los cerros que tanto quieres, me dijo, allá te están esperando”.

(Chafallo, 1 de diciembre de 2005).

No hay comentarios: